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El espectro sexual

  • Foto del escritor: Estrellita Taína García Jiménez
    Estrellita Taína García Jiménez
  • hace 5 días
  • 7 Min. de lectura


¿Qué es?

El espectro sexual es una forma de entender la sexualidad humana de manera diversa y fluida. No se reduce a categorías rígidas o estáticas, ya que a diferencia de las concepciones tradicionales, el espectro sexual considera que la identidad de género, la orientación sexual y la expresión de género son elementos variables y únicos en cada individuo.

Un ejemplo que explora el espectro sexual es la serie de tv Sex Education, de Netflix. En ella, encontramos representados personajes con diversas orientaciones sexuales que exploran su identidad sin encasillarse en etiquetas estrictas, mostrando el espectro sexual de forma realista y comprensible.

Por ejemplo, el personaje Ola se da cuenta de que es pansexual, lo que significa que puede sentirse atraída por personas de cualquier género. Durante la serie, Ola empieza una relación con un chico, Otis, y luego con una chica, Lily, reconociendo que su atracción no se limita a un género específico. Esto muestra cómo su orientación se encuentra en un espectro, donde lo importante no es la etiqueta, sino la conexión con la persona, independientemente de su género.

Otro ejemplo es Eric, quien, a lo largo de la serie, explora relaciones con diferentes chicos y confronta sus propios deseos y su identidad. En lugar de limitarse a una etiqueta estricta, Eric vive su orientación y expresión de género de forma abierta y cambiante. 

En Sex Education, los personajes experimentan su sexualidad como algo fluido, donde sus sentimientos y atracciones pueden evolucionar. Este enfoque refleja la idea del espectro sexual, donde la atracción y la identidad no siempre son «blanco o negro», sino que pueden tener muchos matices.

Desde una perspectiva psicológica, esto representa el espectro sexual: la idea de que la orientación no es rígida, sino algo diverso y adaptable. Cada persona puede encontrar su identidad de manera única, sin necesidad de encasillarse. La sexualidad puede ser tan variada y matizada como lo son las mismas relaciones humanas.


Características

Las características del espectro sexual reflejan, de manera más fiel, la gran complejidad y diversidad de la sexualidad humana, reconociendo que la identidad de género, la orientación sexual y la expresión de género son elementos variados en cada persona. 

El espectro sexual:

  • No es estático: La identidad y orientación de una persona pueden cambiar a lo largo de su vida. Esto significa que lo que alguien siente en una etapa puede evolucionar y es una ocurrencia completamente natural.

  • Es flexible: La sexualidad humana no sigue patrones rígidos. Cada persona puede experimentar su identidad y orientación de formas únicas, sin necesidad de ajustarse a categorías fijas.

  • Es multidimensional:

    • Identidad de género: La manera que una persona se identifica (por ejemplo: hombre, mujer, no binario).

    • Expresión de género: Cómo expresa su género a través de su apariencia y comportamiento (femenino, masculino, andrógino, etc.).

    • Orientación sexual: La atracción romántica, emocional o sexual hacia otros (heterosexual, homosexual, bisexual, heterorromántico, etc.).

  • Es inclusivo y diverso: reconoce y valida las identidades y orientaciones posibles, aunque no se encuentren dentro de categorías tradicionales, sin jerarquías. 

  • Incluye factores culturales y personales: Las experiencias moldean cómo una persona percibe y vive su sexualidad y género. En diferentes sociedades, existen normas y expectativas que pueden afectar cómo alguien se identifica.

  • Es único para cada persona: cada persona puede vivir su sexualidad y género de forma única. Incluso si dos personas usan la misma etiqueta para describirse, su experiencia y expresión pueden ser completamente diferentes.

Esto permite la existencia de identidades como la pansexualidad, bisexualidad y muchas otras que no se ven limitadas por una clasificación binaria. 


Sexo VS género

El debate sobre «sexo» y «género» se centra en distinguir aspectos biológicos de aquellos socioculturales de la identidad y el comportamiento humano.

El sexo hace referencia a una categoría biológica sobre las características físicas y biológicas (como cromosomas, hormonas, órganos sexuales) que suelen clasificar a una persona como masculino, femenino o intersexual. Tradicionalmente, se ha clasificado en masculino y femenino basándose en características anatómicas y genéticas. Sin embargo, esta clasificación enfrenta desafíos debido a la existencia de variaciones intersexuales, que demuestran que el sexo biológico no siempre es binario.

Por su parte, el género involucra los roles, comportamientos, expectativas y actividades que una sociedad considera apropiados para hombres, mujeres y otras identidades. Es una construcción social y cultural que se refiere a las expresiones que la sociedad asocia con lo que considera «masculino» y «femenino» u otras posibles etiquetas, dependiendo de la cultura. 

El género no siempre está alineado con el sexo asignado al nacer, debido a que mientras que el sexo es biológico, el género es en gran parte social y cultural. Esto significa que las ideas sobre lo que significa ser hombre o mujer pueden variar considerablemente entre culturas y épocas.

El binario de género puede ser considerado un constructo occidental colonialista, pues en varias culturas se reconocen géneros más allá del binario hombre-mujer. Tal es el caso de algunas tribus indígenas de América del Norte o el género "hijra" en India y Pakistán. 

Las expectativas de género cambian con el tiempo y de una cultura a otra. Lo que en un momento se consideraba «propio» de un hombre o una mujer (como roles laborales, estilos de vestir o formas de comportamiento) hoy se puede ver como de manera mucho más flexible o abierta a la interpretación. Lo cierto es que ser «hombre» o «mujer» no son categorías fijas y universales, sino que tienen múltiples dimensiones influenciadas tanto por el contexto cultural como por la experiencia individual de cada persona

Tradicionalmente, ser hombre o mujer se ha asociado con el sexo biológico pero esta división ni siquiera abarca la verdadera diversidad natural más allá de lo binario, pues existen personas intersexuales que nacen con características biológicas de ambos sexos. Actualmente, ser hombre o mujer se entiende como una identidad compleja que va más allá de los aspectos biológicos, integrando factores psicológicos, sociales y culturales. 


Orientación sexual VS identidad de género

Como hemos aclarado ya, el género es una construcción social que no depende del sexo biológico completamente, al igual que la identidad de género es una experiencia personal y puede no alinearse con el sexo asignado al nacer. 

Por esta razón, comprender las diferencias entre sexo y género ayuda a abordar temas de salud mental, ya que la presión por conformarse a roles de género rígidos puede generar ansiedad, disforia de género y problemas de autoestima.

La orientación sexual se refiere a la atracción romántica, emocional o sexual hacia otras personas, y puede incluir diversas orientaciones como heterosexual o pansexual, entre otras. Es una parte del espectro sexual que tiene que ver con a quién nos sentimos atraídos.

En cambio, la identidad de género es la manera en que una persona se identifica internamente y se siente en relación a los conceptos de género (masculino, femenino, ambos, ninguno, entre otros). 

Si bien la orientación sexual (quién atrae a una persona) e identidad de género (cómo una persona se identifica) son conceptos distintos, también tienen semejanzas.

Algunas personas pueden cuestionar tanto su identidad de género como su orientación, especialmente en entornos que les permiten explorar estas experiencias, favoreciendo que la comprensión de una persona sobre sí misma evolucione, lo cual nos muestra la fluidez y complejidad de la identidad de género.

La evidencia científica sugiere que la orientación sexual y la identidad de género tienen bases biológicas, psicológicas y del entorno. Ni la orientación ni la identidad son simples «elecciones». sugiriendo que el desarrollo de la identidad es mucho más multifacético.

La aceptación social juega un papel importante en el bienestar de quienes exploran su identidad de género y orientación sexual. Se reconoce cada vez más que los prejuicios y la discriminación pueden afectar la salud mental, contribuyendo a problemas como la ansiedad, depresión e, incluso, disforia de género. Esto resalta la importancia de crear espacios de apoyo y aceptación para reducir la estigmatización y mejorar el bienestar de las personas.

Dentro de las comunidades LGBTQ+, existen experiencias muy variadas. No es lo mismo ser una persona no binaria que alguien de género fluido, y tampoco es lo mismo identificarse como bisexual que como pansexual. Las personas trans pueden tener orientaciones sexuales diferentes, lo cual muestra que cada identidad es única y no se puede reducir a una categoría simple.

Uno de los aspectos más interesantes y, a la vez, desafiantes de este debate es la aceptación de que tanto la identidad de género como la orientación sexual pueden ser fluidas para algunas personas. Esta fluidez plantea preguntas complejas sobre la permanencia de la identidad y si realmente necesitamos encasillar a las personas en categorías fijas.

En contextos culturales más tradicionales, se tiende a simplificar la orientación sexual en categorías muy rígidas. Algunas sociedades suelen clasificar a las personas como «heterosexuales» u «homosexuales», sin considerar que la atracción puede ser más compleja. 

En estos contextos, las personas pueden sentirse presionadas a encasillarse en una etiqueta, incluso si su experiencia no se ajusta perfectamente a una sola categoría. Esto puede causar que muchas personas se sientan incomprendidas o incluso marginadas si no encajan en las categorías establecidas.

Para las personas que no encajan en las etiquetas tradicionales, como quienes se identifican como bisexuales, pansexuales o de género fluido, el encasillamiento puede resultar especialmente complicado. 

Desde la psicología, sabemos que el sentido de identidad y pertenencia es clave para el bienestar emocional.  Cuando una sociedad o cultura no acepta o no comprende estas identidades, puede generar ansiedad, aislamiento o conflictos internos en las personas que forman parte de estos colectivos.

En culturas más abiertas e inclusivas, donde se reconoce y se respeta el espectro sexual, las personas suelen experimentar menos presión para adaptarse a una sola etiqueta, favoreciendo una mayor aceptación de las diferentes formas en que puede ser experimentada la sexualidad. 

Imagina la sexualidad como una paleta de colores. En lugar de tener solo dos colores: rojo y azul, en el espectro sexual hay muchísimos tonos intermedios, como morado, violeta, lavanda, etc. 

Para algunas personas, su atracción puede ser más hacia un «color» específico, pero para otras, el color cambia o abarca varios tonos a lo largo de su vida. El contexto cultural puede hacer que las personas solo vean los colores rojo y azul como «válidos» o «normales», ignorando toda la diversidad de tonos intermedios, lo que puede hacer que muchas personas sientan que no encajan.

Si estás pensando comenzar tu propio camino de autodescubrimiento, profesionales especialistas pueden acompañarte a través de Proyecto Kintsugi. 



María Gálvez

Psicóloga general sanitaria


 
 
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