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El secreto profesional

Actualizado: 7 mar

El secreto profesional es la obligación legal y ética que tienen ciertos profesionales de mantener en confidencialidad la información personal y privada de sus clientes o pacientes en el ejercicio de su profesión. 

Es fundamental para preservar la confianza que el cliente o paciente deposita en el profesional y para garantizar un entorno seguro donde puedan compartir información sensible sin temor a que esta sea divulgada.





¿Qué es y quiénes lo respetan?

El secreto profesional es una obligación que afecta a diversas profesiones, especialmente aquellas que manejan información confidencial o sensible de clientes o pacientes. Entre las profesiones más comúnmente asociadas con esta obligación podemos mencionar:

  • Psicología y psiquiatría: obligación a proteger información relacionada con la salud de sus pacientes.

  • Abogacía: mantienen en secreto toda la información que sus clientes les confían dentro del marco de la relación contractual.

  • Sacerdocio o ministerios religiosos: tienen la obligación a mantener en secreto lo que se les revela en confesión o en otras interacciones privadas.

  • Contaduría y auditoría: protegen la información financiera de sus clientes.

  • Periodismo: en algunos casos, tienen el deber de proteger la identidad de sus fuentes confidenciales.

En el caso de la psicología, el secreto de confidencialidad es uno de los principios más importantes. Se refiere a la obligación que tiene cualquier profesional en salud mental de no compartir con nadie la información que obtenga durante las sesiones con sus pacientes, a menos que reciba autorización o existan excepciones legales que le obliguen a hacerlo. En muchos casos, no se revela ninguna información personal o detalles sobre las sesiones a terceras partes como amistades, familiares, empleadores, etc., sin el consentimiento explícito de pacientes.

En este sentido, toda la información escrita o digital (como notas de sesiones o informes) se almacena en lugares seguros, como archivos encriptados o áreas de almacenamiento con acceso limitado.

Si una persona profesional llegara a utilizar casos reales para enseñanza o investigación, debe asegurarse de que no se pueda identificar a las personas involucradas. Cambia detalles como nombres, lugares, y situaciones específicas para proteger su identidad.

Profesionales pueden verse bajo la obligación de romper la confidencialidad cuando identifican casos de abuso o negligencia, o cuando la persona que recibe la terapia representa un peligro para sí misma o las demás. 

Antes de comenzar un proceso de terapia psicológica, se informa al paciente sobre la confidencialidad, cómo se protegerá su información, y las excepciones legales. Esto se conoce como consentimiento informado.

Desde la psicología, se nos exige tomar medidas cuidadosas para proteger la información de pacientes y solo la compartiremos si es absolutamente necesario y, preferiblemente, con su consentimiento.

Recuerda que en el caso de terapeutas que no posean una formación en psicología o especialidades afines reguladas por un marco legal, pueden manejarse dentro de parámetros diferentes o carecer enteramente de un reglamento en cuanto confidencialidad.  Por ejemplo, un terapeuta cuyo tratamiento no está basada en la evidencia científica. 


¿Por qué y para qué existe?

En la práctica de la psicología el secreto profesional es crucial por varias razones. A un nivel fundamental, ayuda a construir una relación de confianza entre el paciente y terapeuta, lo que es esencial para que el tratamiento sea efectivo. 

Toda relación de confianza requiere tener la conciencia de que la otra persona no va a revelar información sensible a terceras partes. Si sabes que una amistad o a un familiar le cuesta guardar secretos es poco probable que le compartas alguna intimidad.

Por ende, si como paciente no confiases en que la información que compartes será protegida, es probable que no mantengas una actitud transparente durante las sesiones. Esto limita el progreso terapéutico, ya que la efectividad de la terapia depende de la honestidad y la apertura del paciente. Si no existiera el secreto profesional, es más probable ocultar información importante, lo que dificultaría ayudar adecuadamente.

Como paciente tienes derecho a que tu información personal sea privada. Esto es un principio ético fundamental, que protege la dignidad y el respeto hacia la persona.

Imagina que Javier, va al psicólogo porque está atravesando un proceso de divorcio muy doloroso. Durante las sesiones, Javier revela que tiene pensamientos suicidas debido a la situación. Él nunca ha compartido esto con nadie más, ni siquiera con su familia.
Javier se siente seguro al hablar de esto porque confía en que el psicólogo no compartirá esta información con otras personas, como su exesposa, amigos o familiares. Gracias a esta confidencialidad, el psicólogo puede trabajar con Javier para abordar estos pensamientos, explorar sus causas, y desarrollar estrategias para ayudar a superarlos.
Si Javier pensara que el psicólogo podría contarle a alguien sobre sus pensamientos suicidas, podría no haber sido honesto al respecto. Esto, a su vez, habría dificultado que el psicólogo detectara la gravedad de su situación y le ofreciera la ayuda que necesita.

En definitiva, el secreto profesional permite a pacientes confiar plenamente en sus terapeutas, lo que es clave para el éxito del tratamiento. La confidencialidad protege su privacidad y asegura que pueda expresarse libremente, lo que es crucial para su bienestar emocional y mental.


Alcance y obligaciones en psicología

En el caso de profesionales de la salud mental el secreto profesional tiene un alcance muy amplio. No solo incluye la prohibición de revelar información sobre los tratamientos o diagnósticos, sino también cualquier tipo de información obtenida durante las sesiones, como historias personales, familiares o cualquier otro dato que pueda identificar al paciente.

No se puede divulgar información sin el consentimiento expreso del paciente, salvo en casos específicos establecidos por la ley (por ejemplo, si existe un riesgo inminente de daño para el paciente o para terceros).

Esto cubre toda la información que el paciente revela durante las sesiones, así como cualquier dato obtenido a través de pruebas psicológicas, informes, observaciones, etc. Incluye tanto la información verbalizada como también cualquier dato documental, grabaciones, o incluso impresiones personales del terapeuta.

Se aplica en cualquier contexto donde un profesional de la salud mental ejerza su labor, ya sea en clínicas privadas, hospitales, escuelas, centros de salud, o cualquier otro lugar donde se ofrezcan servicios psicológicos.

Este deber de confidencialidad no tiene un límite de tiempo. El profesional está obligado a mantener la confidencialidad incluso después de que haya terminado la relación profesional con el paciente. Al ser obligatorio, se deben tomar medidas para asegurar que la información esté protegida, tanto en formatos físicos como electrónicos.

Cualquier paciente tiene derecho a que le informen claramente sobre los límites del secreto profesional, como en qué circunstancias la confidencialidad podría ser legalmente violada. Las situaciones excepcionales donde un profesional de la salud mental puede (o debe) romper la confidencialidad contemplan las siguientes: 

  • Peligro inminente: Si el paciente o terceros están en peligro inminente (por ejemplo, si el paciente manifiesta una intención clara y viable de suicidarse o dañar a otra persona).

  • Denuncia de abuso: Como profesionales, se nos exige informar sobre sospechas de abuso infantil, de ancianos o violencia doméstica.

  • Orden judicial: Si un tribunal ordena la divulgación de información específica, profesionales de salud mental puede verse en la obligación de revelarla, siempre intentando limitar los detalles divulgados para proteger la confidencialidad en lo posible.

  • Consentimiento del paciente: Si el paciente otorga un consentimiento informado para que se comparta información específica, el profesional puede hacerlo en la medida en que el paciente lo permita.


Código de ética y deontológico

Los códigos de ética y deontología de los profesionales de la salud mental establecen normas claras respecto al secreto profesional

En el caso de los psiquiatras, existe el Código de Ética Médica, el cual establece la obligación de mantener la confidencialidad del paciente, reconociendo la importancia de esta en la relación terapéutica.

Por otra parte, profesionales en psicología nos acogemos al Código Deontológico del Psicólogo. Este indica que debemos preservar el secreto profesional respecto a toda la información obtenida en el ejercicio de nuestra profesión, salvo excepciones justificadas por la ley o el bienestar del propio paciente o de terceros.

Este conjunto de normas éticas guía la práctica profesional de la psicología. En él, el secreto profesional ocupa un lugar central, ya que es fundamental para proteger la confidencialidad y la privacidad de los pacientes. Establece normas sobre cómo debe manejarse la información confidencial, incluyendo su almacenamiento seguro y quién puede acceder a ella. Se busca proteger los datos contra accesos no autorizados.

Cuando se requiere discutir un caso en contextos de supervisión o formación, debemos asegurarnos de anonimizar la información para proteger la identidad del paciente. Si realizamos investigaciones con datos de pacientes, el código deontológico exige que se mantenga la confidencialidad de la información obtenida. Dichos datos deben ser tratados de forma que no puedan ser vinculados directamente a los individuos, a menos que hayan dado su consentimiento explícito para ello.

El incumplimiento del secreto profesional puede conllevar sanciones por parte del colegio profesional o la organización a la que pertenezca el psicólogo, desde advertencias hasta la expulsión del colegio profesional. Además de las consecuencias éticas, puede enfrentar acciones legales si viola el secreto profesional sin una justificación legal o ética.

El secreto profesional es un principio esencial en la práctica de diversas profesiones, especialmente en el ámbito de la salud mental, donde la confidencialidad es crucial para la efectividad del tratamiento y el bienestar del paciente. Los códigos de ética y deontológicos proporcionan las directrices necesarias para que profesionales cumplan con esta obligación de manera adecuada y responsable.

El equipo de Proyecto Kintsugi se rige también por este Código ético y deontológico, además de contar con profesionales con especializaciones en diferentes ámbitos de la psicología para acompañarte en tu proceso. Puedes sentirte en total comodidad y seguridad para compartir en privacidad con tu terapeuta. Estás en buenas manos.



María Gálvez

Psicóloga general sanitaria

 
 
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