
Introducción
La decisión de acudir a un profesional de salud mental es personal y las razones para buscar ayuda son diferentes según el momento de la vida de cada persona. Inicialmente, nos puede venir a la mente como una opción ante una crisis o situaciones de malestar emocional. No obstante, en este ámbito el bienestar no solo implica ausencia de patología o problemas, ya que también incluye una mejora de la calidad de vida. Implica cuidar de nuestro bienestar, que podamos sacarle el máximo partido a aquellas vivencias de mejora personal, no solo gestionar momentos desagradables o complicados.
El crecimiento personal también es una actividad orientada hacia la calidad de vida mediante el autoconocimiento, pero no es oro todo lo que reluce y el desarrollo personal puede convertirse en un camino hacia ningún lugar.
Cómo transformar tu vida
Gracias a la cantidad sin precedentes de recursos accesibles a la información, se podría decir que este es un buen momento para el crecimiento personal. Desde recursos educativos, tecnología y comunidades en línea, estoss pueden apoyar el desarrollo personal en muchos aspectos.
La creciente conciencia sobre la importancia del bienestar mental y emocional también ha fomentado un entorno en el que el crecimiento personal es más valorado y buscado que nunca.
El crecimiento personal incluye aprender nuevas habilidades, mejorar la salud física y mental, desarrollar la creatividad, y explorar la espiritualidad, entre otros aspectos. Con la cantidad de herramientas y plataformas disponibles tenemos muchas oportunidades para mejorar diferentes aspectos.
Cursos en línea, podcasts, apps de meditación y fitness, libros electrónicos, y los grupos de apoyo en redes sociales abarcan un amplio espectro de posibilidades en la época del crecimiento personal.
Este desarrollo no implica mantener una misma actitud ante todas las situaciones sino adaptarse a las mismas según nuestras necesidades. En este sentido, el riesgo es el miedo al fracaso como un gran obstáculo en nuestro desarrollo y aprendizaje.
Cuando hablamos de crecimiento personal, nos referimos a la evolución continua a través de nuestras experiencias, educación, y reflexiones para mejorar como individuos. Esto involucra cometer errores y reconducir la situación, pero el problema es que no todas las pesronas necesitamos las mismas respuestas para encontrarnos a nosotras mismas.

Podemos empezar por aceptar el riesgo de equivocarnos, siendo uno de los mayores desafíos considerarlo como parte del proceso. Muchas veces, el temor a cometer errores puede impedir que tomemos decisiones o iniciativas que podrían resultar en oportunidades de aprendizaje significativas.
Los errores son fundamentales en el proceso de aprendizaje. Cada error proporciona una oportunidad única para reflexionar sobre nuestras decisiones y comportamientos. El aprendizaje de los errores nos permite ajustar nuestras estrategias y enfoques en el futuro. Dicen que es necesario romper algunos huevos antes de hacer una tortilla, y este proceso culinario puede aplicarse a otros ámbitos como el deporte o el proceso terapéutico.
La resiliencia se fortalece al enfrentar errores y fracasos, porque nos enseña a recuperarnos de los contratiempos y a continuar adelante con más fuerza y conocimiento. La resiliencia no es algo que se adquiere de la noche a la mañana, sino que se cultiva a través de experiencias continuas y a menudo desafiantes.
Si superamos el miedo a cometer errores, también empezamos a confiar más en nuestras capacidades. Este aumento de la autoconfianza es vital porque nos motiva a enfrentar desafíos más grandes y a asumir mayores responsabilidades.
Fomentar la creatividad y la innovación implica permitirse fallar. Los ambientes donde los errores son vistos como parte del proceso creativo suelen generar ideas más audaces y soluciones más efectivas. Por ejemplo, en el desarrollo de productos tecnológicos, los prototipos iniciales raramente son perfectos, pero cada iteración fallida lleva a mejoras que eventualmente resultan en un producto exitoso.
Mantener una actitud positiva hacia los errores y los fracasos es importante en el camino del crecimiento personal pero a veces el pesimismo también es adaptativo. El riesgo de «meter la pata» no solo es inevitable, sino que es necesario. Es a través de los errores que muchas veces encontramos nuevas direcciones y perspectivas que enriquecen nuestro entendimiento y capacidades.
En lugar de evitar los errores, deberíamos aprender a caminar junto a ellos. Centrarnos únicamente en la búsqueda de nuestra mejora personal y profesional puede desviarnos del camino.
La palabra crecimiento tiene un matiz asociado a la mejora en nuestro vocabulario, pero crecer o evolucionar no siempre implica mejora sino cambio. La valencia positiva, negativa o neutra del cambio depende de cómo la utilicemos.
Un móvil puede ser una herramienta para utilizar las RRSS pero también puede convertirse en algunos casos en un aparato médico de apoyo con determinadas aplicaciones móviles y sistemas operativos.
El lado oscuro del crecimiento personal
La obsesión por el crecimiento personal puede generar un impacto negativo en nuestra calidad de vida. Por una parte, es admirable esforzarse por mejorar y desarrollarse continuamente, pero una obsesión puede llevar a problemas que, irónicamente, obstaculizan el mismo propósito del crecimiento personal.
Quienes están muy enfocados en su crecimiento personal suelen tener una fuente de motivación para alcanzar sus metas y superar los obstáculos. Asimismo, la búsqueda continua de mejora personal puede llevar a una mayor autoconciencia.
Un mayor autoconocimiento favorece comprender mejor nuestras fortalezas y debilidades. En este sentido, la dedicación al crecimiento personal fomenta un alto nivel de disciplina y habilidades de organización, debido al esfuerzo constante por mantener un régimen de automejora.
Una obsesión puede hacer que nunca sientas plena satisfacción con tus logros, lo que puede llevar a la frustración y al agotamiento emocional. Esto puede resultar en una sensación perpetua de no ser suficiente.
El foco excesivo en el autodesarrollo puede llevar a descuidar otras áreas importantes de la vida, como las relaciones personales, el ocio, e incluso la salud pese a perseguir el autocuidado. La presión constante para mejorar puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad, especialmente si uno establece metas poco realistas o se compara desfavorablemente con otros.
Y es que la búsqueda obsesiva del crecimiento personal favorece un perfeccionismo que paraliza la acción. El miedo a cometer errores o a no alcanzar la perfección puede impedir tomar decisiones o iniciar proyectos.

Centrarnos demasiado en los resultados futuros puede hacer que uno no disfrute del proceso de aprendizaje y crecimiento, lo cual es a menudo donde se encuentra el verdadero valor del desarrollo personal.
La búsqueda del equilibrio ayuda a enfocarnos en establecer metas realistas y celebrar los pequeños logros en el camino, manteniendo un enfoque generalizado que incluya el cuidado de las relaciones, el ocio, y la salud mental y física, entra otros ámbitos.
Ser consciente del presente y disfrutar del proceso de aprendizaje, y no solo del resultado final. Aceptar la imperfección como parte del crecimiento humano y una oportunidad para aprender.
No siempre hay oportunidades en el sufrimiento, pero entender que el crecimiento personal es un viaje, no un destino, puede ayudar a moderar la obsesión y a un desarrollo más sostenible.
Cuándo es necesario recibir ayuda profesional

Según la OMS 1 de cada 4 personas tendremos problemas de salud mental a lo largo de nuestra vida, por lo tanto, no es poco frecuente el interés en cuestiones de salud mental, ya que es bastante probable que tengamos a nuestro alrededor alguna persona que haya experimentado ansiedad u otras situaciones que le ha ocasionado sufrimiento en su día a día.
Proteger a nuestros seres queridos es una reacción natural para el cuidado de nuestras relaciones, pese a que en ocasiones puede ser difícil saber cuándo alguien necesita ayuda psicológica. Sin embargo, existen algunas señales que puedes observar:
Cambios en el comportamiento: Si notas que alguien ha cambiado significativamente su manera de actuar, como por ejemplo mostrarse más irritable, retraído, o agresivo sin una razón aparente.
Alteraciones en el estado de ánimo: La tristeza prolongada, los altibajos emocionales frecuentes o una apatía general hacia cosas que antes disfrutaban pueden ser otro signo de alerta.
Dificultades en el manejo del estrés diario: Si observas que la persona se siente abrumada por tareas cotidianas que antes manejaba sin problema.
Cambios en los hábitos de sueño y alimentación: Dormir mucho más o mucho menos de lo habitual, o cambios significativos en el apetito o el peso.
Retraimiento social: Alejarse de amistades y actividades sociales.
Hablar sobre pensamientos o sentimientos negativos: Si alguien habla frecuentemente de sentimientos de desesperanza, culpa, o baja autoestima, es importante prestar atención.
Descuido personal: Una falta de interés en la higiene personal o en la apariencia.
Uso de sustancias: El aumento en el consumo de alcohol o drogas a veces es un intento de automedicación para problemas emocionales o psicológicos.
Si observas algunas de estas señales en una prsona cercana, podrías considerar hablarle de manera respetuosa y cuidadosa, ofrecer tu apoyo y sugerirle que busque ayuda profesional. No obstante, es importante recordar que ofrecer apoyo no significa presionar; la decisión de buscar ayuda es siempre personal y voluntaria.
Si estás pensando en buscar ayuda u ofrecerla a otras personas, recuerda que en Proyecto Kintsugi podemos ayudarte en el proceso.
María Gálvez
Psicóloga general sanitaria