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Entendiendo la adicción

Actualizado: 13 sept



¿Qué es la adicción?

La adicción es una condición compleja que se manifiesta y define tanto por el uso compulsivo de sustancias como de cualquier otro objeto que pueda ser adictivo, a pesar de consecuencias dañinas. No se limita al abuso de sustancias como el alcohol o las drogas ilegales, sino que también puede incluir adicciones a comportamientos, como el juego. Algunas teorías hablan de que no existe la adicción, sino que vivimos en una sociedad adicta.

La base de esta propuesta se centra en que nuestra sociedad está inundada de estímulos potencialmente adictivos, desde el alcohol y las drogas recreativas hasta el uso excesivo de redes sociales, videojuegos, compras o la propia comida. En este sentido, los rápidos avances tecnológicos han cambiado significativamente nuestro estilo de vida. Dispositivos digitales y plataformas de redes sociales están diseñados para captar nuestra atención por largos periodos, lo que puede conducir a una dependencia de ellos mediante comportamientos adictivos.

La gratificación instantánea que ofrecen estas plataformas puede afectar nuestra capacidad para manejar el aburrimiento y la soledad, entre otras emociones. Las presiones económicas, el estrés laboral, y las inseguridades pueden contribuir al desarrollo de adicciones como un mecanismo de afrontamiento. El aumento de la incertidumbre y la competencia en muchos ámbitos de la vida puede llevar a las personas a buscar alivio o escape en sustancias o comportamientos adictivos.

En ciertos contextos, el consumo excesivo de alcohol, el trabajo excesivo y la constante conectividad digital se han normalizado o incluso idealizado. Minimizando la percepción del riesgo asociado con comportamientos potencialmente adictivos y dificultando el reconocimiento de los problemas de adicción. En este sentido, la sociedad actual, con sus demandas y estímulos constantes puede agudizar estas necesidades de satisfacción inmediata conduciendo a patrones de comportamiento adictivo.


Mitos y estigmas 

La respuesta social a la adicción varía ampliamente, desde el estigma y la criminalización hasta el reconocimiento y el tratamiento como un problema de salud. La forma en que una sociedad elige abordar las adicciones puede influir en su prevalencia y en la disposición de las personas para buscar ayuda.

Hay diversos mitos y estigmas en torno a la adicción, lo que a menudo contribuye a una comprensión errónea de la enfermedad y puede impedir que las personas busquen ayuda. Un mito común es que la adicción es simplemente un fallo moral o una falta de voluntad, cuando en realidad se trata de una enfermedad compleja que involucra factores biológicos, psicológicos y sociales, y no se supera solo con el deseo de dejar de consumir. De hecho, este estigma favorece el aislamiento de las personas que sufren de adicción, dificultando su recuperación.

Otra de las creencias erróneas es que la adicción solo ocurre en ciertos grupos de personas con un nivel socioeconómico, una raza o edad determinada. La realidad es que la adicción no discrimina y puede afectar a cualquier persona, independientemente de su estatus social, educación, edad o raza. La adicción no sólo se centra en las drogas ilegales o el alcohol, existen muchas formas de adicción que pueden tener los mismos efectos devastadores en la vida de una persona.

Algunos dicen que, si eres funcional en tu vida, no eres adicto. Sin embargo, no todas las personas con adicción son incapaces de mantener un trabajo, pero lo cierto es que algunas personas son capaces de enmascarar esta enfermedad y mantener las apariencias en su trabajo o vida familiar, lo que puede retrasar la búsqueda de ayuda.

La adicción se cura con voluntad o un programa de rehabilitación. La idea de que una vez que alguien completa un programa de rehabilitación está «curado» es otro mito. La recuperación de la adicción es un proceso a largo plazo que a menudo implica trabajo continuo, incluido el apoyo terapéutico y, en algunos casos, medicación. Las recaídas pueden ser parte del proceso, pero no significan fracaso.

El uso de drogas con moderación está bien para alguien con adicción. Este mito es peligroso porque subestima la naturaleza de la adicción. Para muchas personas con adicciones, especialmente aquellas con dependencia física, cualquier cantidad de sustancia puede ser demasiada y desencadenar una recaída.

Los tratamientos de desintoxicación son suficientes para superar la adicción. La desintoxicación es solo el primer paso para abordar la adicción y, por sí sola, rara vez es suficiente para una recuperación a largo plazo. La adicción requiere un enfoque integral que incluya terapia, apoyo social y, a menudo, cambios en el estilo de vida.

Reconocer y desmentir estos mitos es crucial para mejorar la comprensión de esta condición, aunque abordar la adicción de un ser querido sin dejarse llevar por los estigmas requiere una dosis adicional de compasión, paciencia y una comprensión informada de la adicción como enfermedad.


El papel de la genética

La adicción es reconocida por la ciencia médica como una enfermedad crónica, similar a la diabetes o la hipertensión. Ha sido reconocida como tal por organizaciones de salud como la Organización Mundial de la Salud. Afecta al funcionamiento del cerebro y el comportamiento. Se considera una enfermedad debido a diferentes variables:

  • Cambios cerebrales: Esta condición produce cambios significativos en el cerebro, los cuales pueden afectar a la toma de decisiones, el aprendizaje, la atención, la memoria y el control sobre el comportamiento. El comportamiento adictivo puede alterar el sistema de recompensa del cerebro, lo que lleva a una necesidad intensa de consumir la sustancia o participar en el comportamiento, a menudo a expensas de otras actividades y obligaciones.

  • Aspectos genéticos: Al igual que con muchas otras enfermedades existe un riesgo de desarrollo debido a la genética que se estima que entre el 40% y el 60%. Esto no significa que sea inevitable para las personas con antecedentes familiares de adicción, pero sí indica una predisposición que, combinada con factores ambientales y de comportamiento, puede aumentar el riesgo.

Algunos rasgos de personalidad, como la búsqueda de sensaciones y la impulsividad, tienen una base genética y se han asociado con un mayor riesgo de adicción. Los genes que influyen en estos rasgos pueden, por lo tanto, contribuir indirectamente al desarrollo de comportamientos adictivos.

La vulnerabilidad al estrés puede estar influenciada por la genética en algunos casos. Hay determinados genes que afectan la regulación de la respuesta al estrés del cuerpo, lo que puede aumentar la vulnerabilidad de una persona a la adicción como una forma de automedicación para lidiar con el estrés o los traumas emocionales.

  • Influencias ambientales y desarrollo: Algunos factores ambientales, como el estrés, la exposición a las drogas a una edad temprana y el abuso o trauma, pueden condicionar la aparición de una adicción. El desarrollo también juega un papel crítico; por ejemplo, el uso de sustancias a una edad temprana puede aumentar significativamente el riesgo de adicción más adelante en la vida debido a los efectos de estas sustancias en el cerebro en desarrollo.

  • Crónica y recurrente: Al igual que otras enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y el asma, la adicción se caracteriza por episodios de remisión y recaída. El tratamiento y las estrategias de gestión de la enfermedad continuadas pueden ser necesarias para mantener la recuperación a largo plazo.


Beneficios de acompañamiento psicológico 

La adicción más allá del componente biológico requiere un abordaje multidisciplinar desde diferentes aspectos como el médico, psicológico, laboral y social. En los procesos de esta enfermedad y como mantenimiento en fases de remisión es aconsejable recibir acompañamiento psicológico.

Las personas aprendemos desde nuestra infancia a través de las relaciones y figuras de referencia que moldean nuestro entorno. Cuando existe la ausencia o la deficiencia de nuestras necesidades sociales pueden ser una puerta de entrada hacia la búsqueda de sustitutos. De hecho, la adicción puede llenar ese vacío o aliviar el dolor emocional.

Educarse sobre la adicción y comprenderla como una enfermedad compleja te permite abordar la situación sin prejuicios, entendiendo que no es un fallo personal y necesita tratamiento. Esto incluye reconocer que la adicción afecta el cerebro y el comportamiento, y que superarla va más allá de la mera voluntad.

A menudo la adicción va acompañada de trastornos de salud mental como del espectro depresivo o ansioso. Inclusive trastornos de personalidad por lo que su reconocimiento puede favorecer el tratamiento de problemas subyacentes con el abordaje de un profesional.

Fomentar el tratamiento profesional y animar a la persona a buscar ayuda de profesionales en adicciones puede suponer una diferencia en su situación. Esto puede incluir desintoxicación, terapia de rehabilitación, consejería y, en algunos casos, medicación. Recuerda que el primer paso hacia la recuperación a menudo es el más difícil de dar.

El principal beneficio del acompañamiento psicológico en definitiva es apoyar el proceso de recuperación. La recuperación es un camino a largo plazo con altibajos. Sé paciente y ofrece tu apoyo continuo. Esto puede incluir acompañar a la persona a las citas, brindar un espacio seguro para hablar y celebrar los logros, por pequeños que sean.

Es importante mostrar apoyo y compasión, pero sin facilitar el comportamiento adictivo. Esto significa ser empático y alentar a la persona a buscar ayuda profesional, sin cubrir las consecuencias de sus acciones relacionadas con la adicción. En este sentido, abordar la adicción de un ser querido sin dejarse llevar por los estigmas requiere compasión, paciencia y una comprensión informada de la adicción como enfermedad.

Ofrecer un espacio de apoyo no siempre depende de nosotros sino también de la ayuda que pueda gestionar la persona en una situación de adicción. Sin embargo, hablar abiertamente sobre los desafíos de la enfermedad puede facilitar el vínculo afectivo. Especialmente debido al estigma que a menudo se manifiesta en forma de culpa y vergüenza, lo que puede ser perjudicial para la persona con adicción. Enfócate en el amor y el apoyo, en lugar de culpar o avergonzar a la persona por su comportamiento.

Los grupos de apoyo pueden ofrecer consuelo y consejos prácticos tanto para ti como para tu ser querido. Compartir experiencias con otros que enfrentan desafíos similares puede ser una fuente valiosa de fuerza y esperanza, así como ofrecen un espacio para la reparación y el fortalecimiento de las relaciones deterioradas por esta enfermedad.

Ayuda a encontrar actividades y pasatiempos que no estén relacionados con el uso de sustancias como la actividad física o las aficiones creativas. En el autocuidado hacia los demás es importante tener presente el cuidado hacia nosotros mismos.

Lidiar con la adicción de un ser querido puede ser emocional y físicamente agotador. Busca apoyo también para ti, ya sea a través de grupos de apoyo para amigos y familiares de personas con adicción o mediante terapia. Mantener tu propio bienestar es crucial. Por esta razón, es importante establecer límites saludables para proteger tu bienestar y el de tu entorno. Estos límites deben comunicarse claramente y con amor, dejando claras las expectativas y las consecuencias de no respetarlos.

La recuperación es posible con el tratamiento y el apoyo adecuados. La adicción es una enfermedad compleja que requiere un enfoque comprensivo y multifacético para ayudar a una persona en su camino hacia la recuperación. Desmontar los mitos y estigmas, así como ofrecer un acompañamiento psicológico adecuado son pasos fundamentales para apoyar a las personas en su proceso de recuperación desde la comprensión.

Si conoces a alguien que esté pasando por una situación similar recuerda que en Proyecto Kintsugi estaremos para ayudar construir ese camino.




María Gálvez

Psicóloga general sanitaria

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