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El amor y la psicología

Actualizado: hace 3 días




¿Qué es el amor?

El amor es un tema recurrente tanto en consulta de pareja como en el trabajo individual. Estas fechas son propicias para una de sus múltiples facetas: el amor de pareja. En psicología existen diferentes definiciones sobre el propio concepto, los tipos o el ciclo de desarrollo, vida y ocaso del amor.

Sin embargo, la importancia sobre este tema es tal que está presente los 365 días del año, siendo las estadísticas sobre matrimonios y divorcios un indicativo de ello. Hablamos en nuestra rutina diaria constantemente acerca de este tema consciente o inconscientemente, la cultura popular también refleja su importancia a través de películas, series o canciones del momento que tratan sobre el amor y el desamor. Incluso en nuestro día a día consolamos a nuestros semejantes y a veces nos vemos arrastrados por la vorágine de estas relaciones.


El ser humano como ser social

Desde el punto de vista psicológico, el amor forma parte del repertorio de las emociones que nos ayudan a mantener una sociedad civilizada, ya que desde el cariño y la comprensión es más fácil gestionar malentendidos con nuestros semejantes. Se considera en parte como un pegamento social que nos ayuda a tener una mejor relación con nosotros mismos mediante la relación con los demás. Contribuye a fortalecer los lazos sociales y promover la cohesión dentro de las comunidades y la sociedad en general.


Es importante reconocer que el amor no es una solución mágica para todos los problemas, puesto que las relaciones amorosas pueden ser complicadas y a veces disfuncionales. De hecho, no todas las acciones motivadas por el amor necesariamente arrojan resultados positivos para la sociedad. Por ejemplo, el amor incondicional puede a veces permitir comportamientos perjudiciales. En cambio, el amor saludable fomenta la cooperación y el apoyo mutuo cuando motiva a las personas a cuidarse y apoyarse unas a otras, creando redes de apoyo que son cruciales en tiempos de necesidad. Destacamos las siguientes características de un amor saludable:

  • Promueve la empatía y la comprensión: El amor puede ayudar a las personas a ponerse en el lugar de los demás, fomentando una sociedad más empática y comprensiva.

  • Reduce conflictos: Al priorizar las relaciones y el bienestar de los demás, el amor puede ayudar a prevenir conflictos y promover la resolución pacífica de disputas.

  • Fortalece los lazos familiares y comunitarios: Los lazos de amor en la familia y la comunidad son fundamentales para el bienestar emocional y social, proporcionando un sentido de pertenencia y seguridad.

  • Promueve el altruismo y el voluntariado: El amor por los demás puede inspirar a las personas a contribuir a su comunidad, ya sea a través del voluntariado, la caridad o simplemente ayudando a un vecino.

  • Incentiva la solidaridad social: El amor puede unir a las personas en torno a causas comunes, promoviendo la solidaridad frente a desafíos sociales, económicos o ambientales.

El amor, en sus diversas formas, es sin duda uno de los pilares sobre los que se construyen las relaciones humanas saludables y, por extensión, las sociedades saludables, pero no es el único elemento que sostiene la cohesión social. Otros factores como las instituciones sociales, las leyes, las normas culturales y económicas, también juegan roles críticos en la cohesión social.

Esta emoción no es exclusiva de nuestra especie y presenta beneficios similares en otros animales, especialmente mamíferos, en quienes se han observado muestras de cariño y familiaridad entre semejantes. Si tienes mascotas es probable que lo hayas experimentado en algún momento, ya que pueden convertirse en parte importante de nuestra red de apoyo. En la antigüedad, se han hallado igualmente vestigios de esta condición social. Se aprecia en la veneración de determinados animales en el antiguo Egipto y otras culturas que también idolatran deidades con forma y características animales.

El interés del ser humano por otras especies comenzó con la domesticación de determinados animales para su instrumentalización en actividades humanas, haciendo más sencilla o eficiente la obtención de comida y protección. Este legado continua hasta la actualidad. No obstante, esta relación con nuestros amigos peludos no se ha limitado a un beneficio instrumental a lo largo de la historia, pues han pasado a formar parte de nuestras vidas.

El amor entre los seres humanos y los animales es un fenómeno complejo y multidimensional que abarca aspectos emocionales, psicológicos, sociales y evolutivos. En el ámbito emocional y psicológico el amor hacia los animales cumple con una necesidad emocional básica: el deseo de conexión y pertenencia. Los animales, especialmente las mascotas, ofrecen una forma de amor incondicional, aceptación y compañía que puede ser tremendamente reconfortante y satisfactoria. Psicológicamente, esta conexión puede mejorar el bienestar emocional, reducir la sensación de soledad, y disminuir los niveles de estrés y ansiedad.

En este sentido, las relaciones de amistad, la familia e incluso los colegas de trabajo o de clase también pueden experimentar esta emoción debido a la conexión emocional que se establece con algunas personas que nos acompañan a lo largo de la vida, más allá de las relaciones de pareja. 


Tipos de amor

El concepto del amor ha sido investigado ampliamente para intentar entender su complejidad e influencia en las relaciones de amistad, pareja y en las dinámicas familiares. Para entender un poco mejor este concepto, una de las teorías ampliamente reconocida es la teoría de los tres componentes del amor de Robert Sternberg, que propone que el amor está compuesto de tres elementos:

  • Intimidad: vínculo o conexión emocional que genera un espacio de confianza y seguridad para ser uno mismo en cualquier tipo de relación. Permitiendo compartir sentimientos, pensamientos y experiencias. Parte de la intimidad en una relación de amistad es compartir secretos con alguna de tus amistades o tener largas conversaciones con tu pareja sobre cómo se sienten.

  • Pasión: deseo físico y atracción sexual mediante la excitación y el entusiasmo en la relación. No se limita al ámbito erótico y abarca desde el cosquilleo que sientes cuando besas a tu pareja o la emoción de una nueva aventura juntos.

  • Compromiso: decisión de mantener una relación a largo plazo y responsabilizarse afectivamente de los cuidados que implica pese a los desafíos que puedan surgir.

Estos componentes se combinan de diferentes maneras para formar clasificaciones de las relaciones humanas como la amistad, donde existe un alto grado de intimidad a través de la confianza en la otra persona. En el contexto familiar, la intimidad permite a los miembros de la familia compartir sus experiencias y apoyarse mutuamente, mientras que el compromiso refleja la obligación y la responsabilidad hacia el bienestar de los miembros de la familia, independientemente de los desafíos o conflictos.

En cambio, el ideal de las relaciones de pareja comprende intimidad, pasión y compromiso. Destacan como características del amor consumado una profunda conexión emocional, atracción física y un compromiso a largo plazo para crear un espacio seguro lleno de amor, seguridad y felicidad. Las parejas que no poseen estos rasgos se incluyen en otras clasificaciones como las siguientes:

  • Encaprichamiento: relaciones intensas con una pasión extrema que terminan rápidamente debido a que no existe intimidad ni un compromiso mutuo para continuar la relación a largo plazo. Suele suceder, por ejemplo, en encuentros sexuales específicos a través de una aplicación de citas.

  • Amor vacío: estas relaciones se mantienen por un acuerdo que carece de intimidad o calor emocional. Por ejemplo, un matrimonio de larga duración que no comparte valores o aficiones comunes ni el interés en continuar descubriendo al otro.

  • Amor romántico (intimidad + pasión): en estas relaciones existe una conexión emocional e interés en el otro, pero necesitan construir un compromiso mutuo para mantenerse a lo largo del tiempo, como un romance de verano.

  • Amor de compañía: estas relaciones tienen más parecido con una relación de amistad profunda debido a que carecen del elemento del deseo y la atracción.

  • Amor fatuo: estas parejas viven una montaña rusa de altibajos emocionales debido a la presencia de atracción y el interés en continuar juntos pese a que no tienen un vínculo emocional profundo.

 

Importancia de las redes de soporte para el ser humano

La investigación en psicología social ha demostrado cómo el amor puede influir en nuestra salud física y mental. Contar con el apoyo de una red de personas cercanas está relacionado con diversos beneficios, incluyendo un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejor manejo del estrés, y una mayor esperanza de vida. Sin embargo, las relaciones conflictivas o tóxicas pueden tener el efecto contrario, destacando la importancia de cultivar relaciones saludables.

Las relaciones de pareja, amistad y familia son tres tipos fundamentales de vínculos interpersonales que experimentamos a lo largo de nuestras vidas. Cada una de estas relaciones tiene características, expectativas y dinámicas únicas que las diferencian entre sí, aunque también pueden compartir algunos aspectos comunes como el afecto y el cuidado mutuo. El parecido entre las amistades y las relaciones de pareja pueden dan lugar a confusión pese a que en el ámbito de la pareja destacan las siguientes características:

  • Intimidad emocional y física

  • Compromiso

  • Exclusividad (en algunos casos)

Estas relaciones implican un grado de atracción física y sexual que generalmente no está presente en las amistades o relaciones familiares. A diferencia de la familia, elegimos tanto a nuestras amistades como a nuestras parejas. Pese a que en algunas culturas las parejas pueden ser concertadas desde la infancia, la mayoría de las veces se basan en la atracción mutua y la decisión de comprometerse. Además de la libertad de elección existe una proyección a futuro debido a que las parejas suelen planificar su futuro juntas, lo que puede incluir vivir juntos, casarse y tener hijos, aunque no todas las relaciones de pareja siguen este patrón. En este sentido, las amistades profundas y duraderas pueden ofrecer un gran apoyo emocional, debido a que generalmente hay menos presión para cumplir con roles o responsabilidades específicas en comparación con otro tipo de relaciones.



En las relaciones de amistad hay menos expectativas y una mayor flexibilidad que puede variar ampliamente en términos de cercanía, frecuencia de contacto y expectativas. El comienzo de una amistad suele formarse sobre la base de intereses comunes, actividades compartidas, valores similares o experiencias de vida. No suelen involucrar compromiso romántico o sexual.

Las relaciones familiares están definidas por vínculos biológicos (como con padres, hijos y hermanos) o legales (como la adopción). Estas relaciones pueden llevar implícita una sensación de permanencia y obligación donde las responsabilidades y los roles están definidos culturalmente o dictados por la tradición. Se espera que el amor sea incondicional, y a menudo hay un sentido de obligación hacia el bienestar y el apoyo del resto de la familia, independientemente de las diferencias personales o los conflictos.

Cada una de estas relaciones contribuye de manera única a nuestro bienestar emocional y social, pero no siempre existen las condiciones adecuadas para tener un espacio seguro dentro de nuestro entorno. Los mitos del amor incondicional pueden llevar a creer que todo vale en las relaciones y no es infrecuente confundir la manipulación y el control con el cariño de quienes comparten nuestra vida. Entender y apreciar estas diferencias puede ayudarte a navegar tus relaciones interpersonales de manera más efectiva y satisfactoria.

El primer paso es reconocer que elementos poseen las relaciones saludables:

  • Comunicación efectiva mediante la expresión de pensamientos, sentimientos, necesidades y preocupaciones de manera clara y honesta. Una escucha activa durante el diálogo sin juzgar ni interrumpir, mostrando empatía y comprensión.

  • Respeto mutuo a través del reconocimiento y aceptación de las cualidades, logros y límites del otro. Considerando los sentimientos, deseos y necesidades del otro en las decisiones y acciones cotidiana.

  • Confianza y seguridad tanto física como emocional, sin miedo a la violencia, la manipulación o el abuso.

  • Apoyo mutuo para ofrecer consuelo, ayuda, ánimo y comprensión en momentos difíciles compartiendo responsabilidades.

  • Independencia y espacio personal para cultivar intereses personales y respetar la necesidad de la otra persona de tener tiempo y espacio propios.

  • Resolución de conflictos buscando soluciones justas y mutuamente satisfactorias. Incluye disculparse sinceramente y perdonar, superando los rencores para avanzar.

  • Compartir y crecer en conunto y en paralelo, mientras se respetan y se apoyan los intereses individuales, celebrando los logros y aprendiendo de los desafíos.

  • Amor y cariño mostrando con palabras, gestos y acciones de manera regular junto a la presencia de una intimidad física satisfactoria y consensuada, en el caso de las relaciones de pareja.

  • Igualdad y equidad compartiendo responsabilidades y beneficios de manera justa, reconociendo el valor individual. Asegurando que ambas presonas tengan voz y voto en la relación.


María Gálvez

Psicóloga general sanitaria


 
En Proyecto Kintsugi, creemos en la fuerza del diálogo y la comprensión para ayudar a las personas a reconstruirse, transformando sus cicatrices en valiosas obras de arte. Si sientes que es el momento para un cambio positivo, no dudes en contactarnos. Estamos para ayudarte.

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