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Estrés laboral, ¿se ha convertido en algo normal?

Actualizado: 30 mar 2023

“Es la hora de irme, pero me quedo un rato más y lo acabo, si no, no me da tiempo.” “No consigo desconectar”, “Otra vez lunes…”, “Estoy agotado” …

Quizá te suenen esas frases, las hayas dicho en alguna ocasión o las tengas tan normalizadas que han pasado a formar parte de tu día a día sin darte cuenta. Sin embargo, si te paras a pensar, podrías estar sufriendo estrés laboral.


Para entender qué es el estrés, podemos remontarnos a los años 30, cuando Hans Seyle, un médico vienés, establece su modelo del Síndrome de Adaptación General, y explica las fases por las que pasa una persona ante una situación estresante. En primer lugar, la fase de alarma, ante una situación percibida como amenazante, la persona empieza a desarrollar una respuesta a nivel físico y psicológico para poder enfrentar dicha situación. Posteriormente, aparece la fase de resistencia, en la que la persona busca adaptarse a la circunstancia estresante y, cuando no resulta posible, finalmente se desarrolla la tercera fase, la de agotamiento. En la cual si la persona y su organismo no han conseguido adaptarse a la situación estresante, pueden generarse trastornos tanto a nivel físico como psicológico, e incluso volver a la fase de alarma.




Aunque pueda parecer extraño, los seres humanos necesitamos el estrés para funcionar. 



Se trata de un mecanismo que nos activa y nos protege ante estímulos que pueden resultar amenazantes. Cuando esta activación está regulada nos beneficia y, por lo tanto, nos hace sentir bien, le llamamos eustrés: se trata de ese “estrés bueno” que nos permite rendir adecuadamente. El conflicto ocurre cuando aparece el distrés, ese “estrés malo” que se produce por una activación inadecuada (tanto por sobre-activación como por inactivación) y que nos genera malestar.


La Organización Internacional de los Trabajadores (OIT) define el estrés laboral como el que “está determinado por la organización del trabajo, el diseño del trabajo y las relaciones laborales, y tiene lugar cuando las exigencias del trabajo no se corresponden o exceden de las capacidades, recursos o necesidades del trabajador o cuando el conocimiento y las habilidades de un trabajador o de un grupo para enfrentar dichas exigencias no coinciden con las expectativas de la cultura organizativa de una empresa”.


Dicho en otras palabras: el estrés laboral ocurre cuando el trabajador tiene que enfrentarse a retos o situaciones en el trabajo para las que no está preparado o no cuenta con los recursos necesarios. Esto puede ser, por ejemplo, mucho volumen de trabajo, se le exigen o asume responsabilidades que no estaban delimitadas en un primer momento en sus tareas o para las cuales no está formado, etc.

 

¿Cuáles son las principales causas que pueden generar estrés en el ámbito laboral?


Por un lado, las que están relacionadas con el espacio físico de tu puesto de trabajo, es decir, el ruido, el lugar donde lo llevas a cabo, la iluminación, la temperatura, etc. Un ambiente donde te encuentras incómodo para realizar tu trabajo o sientes que no cuentas con los recursos materiales para hacerlo puede fomentar el malestar dentro de este y producir estrés.

Por otra parte, influye también cómo está organizado el trabajo: los turnos, la carga de trabajo, la delimitación de las funciones de cada trabajador, el tipo de contrato, etc. El hecho de que dudes de hasta dónde llega tu responsabilidad puede generar que te cargues con más trabajo del que te corresponde, generando malestar y cansancio, pudiendo llegar a convertirse en estrés laboral.


A todo esto se añaden las relaciones sociales dentro del trabajo, tanto entre compañeros como con los supervisores, además de las personas para las que estás trabajando, es decir, tus clientes. La buena comunicación, el poder expresar quejas o sugerir puntos de mejora, así como compartir los aspectos positivos puede ayudar a reducir el estrés laboral, mientras que, si no cuentas con esa libertad, pueden desarrollarse sentimientos de frustración que producen malestar.

Por otro lado, también influyen las variables personales o la situación del propio trabajador: Ortega y López indican que la edad, el sexo, el estado civil, la personalidad, la experiencia laboral y las estrategias de afrontamiento de cada persona pueden afectar al desarrollo de estrés dentro del trabajo.


A pesar de que el estrés laboral se da dentro del trabajo, en ocasiones resulta difícil hacer una distinción y conseguir que no afecte a otros aspectos de la vida como, por ejemplo, las relaciones sociales fuera del trabajo o la familia. Por lo tanto, resulta importante contar con una red de apoyo sólida fuera del trabajo con quien poder compartir tus sentimientos o las cosas que te preocupan.


 

¿Qué consecuencias podemos sufrir al tener estrés laboral?


Toda esta situación puede afectar a los diferentes aspectos o parcelas de nuestra vida y, además, conlleva malestar tanto físico como psicológico.


Con respecto al malestar físico: las consecuencias más comunes son dolores de cabeza y problemas gastrointestinales, pero el estrés se puede manifestar de muchas formas: mediante problemas en la piel, problemas cardiovasculares, pérdida del apetito, etc.


En cuanto a las consecuencias psicológicas, se pueden desarrollar síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión, así como problemas de concentración, insomnio, sensación de falta de control y desmotivación.


Todo esto, por supuesto, afecta al ámbito laboral, y puede producir un descenso del rendimiento, desmotivación, absentismo e incluso la intención de dejar tu puesto de trabajo.

Además, si mantenemos esos niveles de estrés se pueden llegar a cronificar y acabar desarrollando el denominado “Síndrome de Burnout” o “Síndrome de estar quemado”. 

Este síndrome, fue descrito por primera vez a mediados de los 90 por Hebert Freudenberger, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) por ser una enfermedad relacionada con el trabajo, definiéndolo como un “problema que está asociado al empleo o desempleo y que no debe de servir para describir otro tipo de situaciones de estrés en otras áreas de la vida”.


Está compuesto por tres factores principales:

Despersonalización

Puedes sentir que pierdes el interés hacia las personas para las que estás trabajando, no te apetece relacionarte con tus compañeros, o que tu estado de ánimo se ha visto afectado y no te reconoces en él (por ejemplo, te encuentras más irascible, menos amable, o te afectan determinadas situaciones que antes no te afectaban tanto).

Desrealización

Cansancio

 

¿Se ha convertido el estrés laboral en algo normal?


En España, una de cada cuatro bajas laborales está relacionada con el estrés, además de ser la segunda causa de baja más común, solo por detrás de las relacionadas con dolores musculares. Así mismo, uno de cada diez trabajadores reconoce padecer o haber padecido problemas relacionados con la salud mental. Si a esto le sumamos la pandemia por COVID-19 y sus consecuencias, el estudio “COVID -19 Global Impact” indica que el 45% de los trabajadores refiere sufrir estrés laboral a consecuencia de los cambios e incertidumbres generadas en su puesto de trabajo.

En el estudio “State of Global Workplace. 2022 Report”, se ha observado que, lejos de disminuir el estrés desde el año en que comenzó la pandemia, ha ido en aumento durante los dos últimos años. Especialmente en países como Estados Unidos y Canadá, los trabajadores encuestados reconocen sufrir estrés cada día en su puesto de trabajo. Lejos de tratar de normalizar el estrés, estos datos deberían constituir una señal de alerta para darnos cuenta de que algo no está funcionando y tratar de mejorarlo, tanto a nivel individual como organizacional.

 

¿Cómo podemos reducir el estrés laboral?


Para tratar el estrés laboral no es necesario únicamente tener en cuenta al trabajador de forma individual, sino también, en la mayoría de los casos, es imprescindible realizar una reestructuración en las políticas de empresa y trabajar a nivel organizacional:

mejorar la comunicación dentro de la empresa (entre trabajadores y con los superiores), revisar la delimitación de las funciones, así como trabajar en la mejora de las condiciones del puesto de trabajo, como por ejemplo, a nivel salarial o de horarios. 

Cuidar el entorno y el ambiente laboral, fomentar el reconocimiento de los logros en el trabajo, pueden ser factores que ayuden a mejorar la situación dentro del trabajo.




En cuanto a ti, como trabajador, te dejo algunas recomendaciones para no normalizar el estrés y tratar de gestionarlo:


El primer paso, identificarlo.

Muchas veces, por el ritmo frenético de la vida, nos olvidamos de pararnos a pensar y reflexionar sobre cómo estamos.


Por eso te invito a que te tomes unos minutos para ello, y pienses en cómo estás: cómo te sientes ante la idea de tener que ir a trabajar, durante tu jornada laboral y después, cuando esta finaliza.

Poner límites

Priorizar

Asertividad

Pedir ayuda

Desconexión

Busca tu vía de escape

Cuídate y priorízate

Y, por supuesto, si te sientes sobrepasado por tu situación dentro del trabajo, crees que necesitarías un apoyo para poder gestionar ciertas circunstancias, o crees que puedes estar sufriendo estrés laboral, no dudes en pedir ayuda profesional.


Isabel Galindo Abradelo

Psicóloga General Sanitaria

M-31023

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