top of page

¿Qué es el apego y qué tipos existen?

Actualizado: 10 abr


Este concepto tan desconocido para muchas personas está presente en cualquier relación emocional que tenemos en nuestras vidas. Existen muchas maneras de expresar, gestionar y tramitar nuestras emociones respecto a algo y/o alguien, pero depende de nuestro tipo de apego como lo hagamos y de qué manera.


Muchas veces escuchamos entre las personas de nuestro alrededor: “es una persona muy intensa” o “esta otra escapa cada vez que “huele” el amor”. Pues bien, esto no deja de ser otra cosa que la manifestación de nuestro apego.


Así que, para empezar, vamos a definir el apego como aquella manera que hemos entendido el amor, es decir, cómo hemos aprendido que funciona una relación (no hace falta que sea de pareja). Esto incluye la forma que hemos establecido que deseamos que nos quieran, pero aún más importante, la manera en la amamos.


Ya te estás dando cuenta que el apego condiciona una gran parte de nuestras vidas, y es que no es para menos.


Un dato muy importante para entenderlo es que debes saber que la infancia juega un papel fundamental.


La relación con nuestros padres, madres y/o cuidadores/as determinará el tipo de apego que tendremos en la etapa adulta.



Y sí, hay diferentes tipos de apego y te los voy a explicar de manera sencilla, de forma que lo puedas entender si necesidad de tediosos libros y manuales.

 

Tipos de apego



Apego seguro. Su propio nombre lo indica, este es el apego que toda persona debería tener o quisiera tener a su lado. Son personas que se han criado bajo los brazos de cuidadores/as que les han ayudado a gestionar las emociones desde que eran pequeñas (aunque fuera llorar por ese peluche que tanto querían).


Han creado un espacio seguro en torno a sus relaciones y hacia sí mismos/as. Por tanto, en una relación, son personas claras, expresan sus emociones y, saben marcar y respetar los tiempos (ni huyen, ni quieren “todo ya”).


¿Quieres saber un secreto? 
Muy pocas personas tienen este tipo de apego. 

 

Apego ansioso.


En este caso, la infancia de la persona fue un poco más complicada en cuanto a emociones se refiere. Las figuras de amor y protección no eran constantes. Por tanto, ese/a niño/a no sabía cuándo iba a poder volver a tener ese amparo. Esto genera ansiedad al no conocer cuándo llegaría de nuevo el estímulo. Así, cuando son personas mayores, al momento que reciben una pizca de amor… ¡lo agarran inmediatamente!


Si se piensa, tiene lógica: nunca sabrán si va a desaparecer, así que mejor pillarlo y no dejarlo ir.

 

Apego evitativo.

Este caso es parecido al anterior. Durante la infancia se aferró (como es normal) a sus figuras cuidadoras, pero un día le fallaron y lo pasó mal. Por ende, de adultos se preguntan, ¿para qué voy a repetir el mismo error? No vuelvo a tener una relación sentimental y así me protejo. Blanco y en botella.


Este tipo de persona también te sonará y mucho, son aquellas que parece que todo va bien, románticas y empáticas, pero cuando la cosa se pone sería…adiós. Aunque parezca que sí (a veces lo disimulan muy bien) tienen miedo al compromiso, y, por tanto, lo evitan.


 

Existe otro tipo de apego, el desorganizado, que es una mezcla entre el ansioso y el evitativo. Pero como no te quiero complicar más la ecuación y mi fin es explicarte las cosas de manera sencilla, por lo que lo dejaremos para más adelante en otro artículo.

 

Y ahora llega la pregunta que toda persona se hace: ¿Puedo cambiar mi tipo de apego? ¿Qué apego soy? ¿Por qué siempre acabo con el mismo perfil?


Ya habrás oído mil y una vez que es malo auto-diagnosticarse y evaluarse, por tanto, ponte en contacto con un profesional de la salud mental que te ayude y te acompañe en tu proceso. Y no te preocupes, que casi todas las personas, alguna vez, hemos sufrido por dar con un apego no adecuado.


Iván Garrido

CEO Proyecto Kintsugi.

206 visualizaciones

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page